Flor El Hornero, ave nacional de la Argentina

Flor





El hornero (sp. Furnarius Rufus) es el Ave Nacional de la República Argentina. Podemos verla en las plazas y parques de nuestra ciudad, pero sobre todo en la vasta llanura pampeana.


En junio de 1928, por iniciativa del diario La Razón, el hornero fue elegido 'Ave Nacional'. En esa ocasión tuvo que competir con el cóndor andino, pero finalmente se impuso por mayoría, en una votación donde intervinieron alumnos y maestros de escuelas. El empeño que pone el hornero en la elaboración de su maravilloso nido ejemplifica la profunda virtud de trabajar con alegría y humildad. Para su construcción, el ave trabaja continuamente, desde la mañana al crepúsculo, y utiliza barro, raíces, pajitas, estiércol o crin de caballo, teniendo su pico como única herramienta. Con tiempo favorable y disponibilidad de barro (4 ó 6 kg) termina su nido en 6 u 8 días; en condiciones menos favorables tardará 15. De vez en cuando, el hornero hace un alto en su faena, y su pareja se posa a su lado; entonces cantan y aletean como festejando.El nido, una vez seco, adquiere gran resistencia. El interior está dividido por medio de un tabique en dos zonas: una mayor, donde se instalará la cámara de cría, y una anterior, más pequeña, que es la continuación de la entrada. Suele andar con su pareja, caminando con paso elegante en busca de los insectos que constituyen su alimento. Es un ave sedentaria. Los horneros tienen dos pichones por nidada. Los huevos, de forma ovoidal, son blancos y miden 21 x 28 mm. Una vez deshabitado, el viejo nido es ocupado por otras aves, entre las que se encuentran gorriones, golondrinas y ratonas.

La leyenda del hornero:
Una de las leyendas de este pájaro dice que 'el hornero era un bravo cazador, que vivía en apartado lugar, sólo con su padre. Amaba el joven a una muchacha cantora que conociera en una de sus excursiones, pero llegado a la edad juvenil tuvo que someterse a la triple prueba de virilidad que era obligatoria en su tribu. El triunfador obtendría la hija del cacique como prenda.Para ello debía vencer en dos carreras, una a pie y otra nadando y luego someterse a la prueba del ayuno. Esta consistía en estar encerrado, inmóvil entre cueros y sin tomar más que líquido durante nueve días.
Cuenta la tradición que el bravo cazador triunfó en todas las pruebas, pero se demoraron en ir a sacarlo del saco de cuero. Cuando lo hicieron comprobaron que se achicaba hasta convertirse en un pequeño pájaro de plumas apagadas. Y desde su lugar de encierro voló hasta la cima de un lapacho, donde lanzó su primer y melodioso canto, renunciando de este modo a la hija del cacique.
Pero, con el tiempo, aquella muchacha también se convirtió en ave y voló a hacerle compañía'
De la Peña, Martín Rodolfo. Relatos de un viajero. Santa Fe. Colmegna, 1983

PÁJARO GAUCHO
Engarzado en la horqueta de una rama,
que en la línea horizontal se balancea,
el nido de un hornero jinetea
seguro del poder de su amalgama.
Sobre él, en actitud del que declama
un himno de victoria en la pelea,
ríe su constructor, grita, aletea,
toreando al ventarrón que silba y brama.

Fue ese nido, quizá, tosco modelo
de los ranchos que alzaron los paisanos
sobre las verdes lomas de este suelo.

Ese gran arquitecto que no yerra
es el pico más hábil de los llanos,
¡el pájaro más gaucho de mi tierra!

Atilio Supparo (1871-1943)
Uruguayo

Para ampliar información: http://www.avespampa.com.ar/

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