Hierbas Arce palmatum, evolución

Hierbas

Cuando se compró este arce (acer palmatum) en un vivero era un plantón con una forma muy rara, dos ramas en forma de 'v', una maraña de ramas ..... tenía tronco bonito, pero las ramas eran desconcertantes.



Se hizo una poda drástica, pero seguía quedando una forma de "tirachinas" antiestética total.




Se suprime la rama de la izquierda y cambiar el ángulo de plantado para intentar formar el árbol a partir de la rama de la derecha. Ahora está transplantado en una maceta de entrenamiento.

Ese verano el ramaje está como se ve al dejarse crecer libremente.

El invierno siguiente se le poda más, se deja tal como se ve con un ramaje básico y se alambra. Un consejo, cuidado con dejar el alambre más de 6 meses puesto que el arce crece muy deprisa y pueden quedar las marcas del alambre.




El árbol va cogiendo la forma que se pretende poco a poco.



Se ha defoliado y está como se vé (ahora tiene las hojas más pequeñas y las ramas más finitas. Todavía queda mucho camino, pero haber conseguido este cambio en 1 año y medio no está mal.



3 meses después.


Se le transplanta a una maceta de entrenamiento para que engrose un poco y se le corta el ápice para corregir las ramas de la parte alta. El ángulo de plantado que se vé va a ser el que se le dé en el próximo transplante, y quizás con maceta de bonsai incluido.




Yuyos Pre-primavera

Yuyos



Especial Ziziphus lotus Mill.

Especial

Arbusto altamente espinoso de hoja caduca, de la familia de las Rhamnaceas, sus ramas en zig-zag forman una tremenda maraña que actúa de refugio para la fauna , en este caso para los caracoles ,Iberus gualterianus (chapas).
Vive en el sur este Pen. , Murcia y Almería , también en el norte de África,formando comunidades de gran importancia ecológica junto al espino negro ,bufalagas, etc.. en zonas donde la aridez no permite el desarrollo de árboles.
Foto:Salinas del Cabo de Gata.

Increibles Abono para el Bonsái

Increibles Carencias

En ocasiones pueden darse situaciones de carencia de uno o varios de estos elementos, pues es posible que no se encuentren en cantidad suficiente en el sustrato o que, por el motivo que sea, no resulten accesibles para la planta en ese momento. Las causas que pueden llevar a un elemento a no ser accesible para la planta son bastante variadas, pudiendo ir desde un PH inadecuado en el sustrato, hasta que la simple falta de otro elemento impida su correcta absorción.
En cualquier caso conviene estar siempre atento a los síntomas mostrados por la planta y actuar de inmediato aportando un extra del elemento problemático, o del conjunto de ellos, si no se desea poner en peligro el árbol.

Repasando la lista de elementos esenciales tomados del sustrato (los elementos obtenidos de la atmósfera no presentan estos inconvenientes pues siempre se encuentran disponibles), podemos clasificar las siguientes tipologías:

Nitrógeno:
El síntoma más evidente de una carencia de nitrógeno es una clorosis general por toda la planta, pero especialmente más acusada en las hojas viejas e inferiores. Por clorosis se entiende una falta de clorofila apreciable en unos tonos de verde mucho más claros en las hojas, llegando incluso a volverse completamente amarillas.
En los casos más graves las hojas amarillean para luego quemarse y caer. Las hojas jóvenes permanecen verdes más tiempo ya que todavía pueden obtener ciertas cantidades de nitrógeno procedentes de las hojas más viejas. También puede darse el caso en algunas especies de que aparezca una coloración púrpura como resultado de la acumulación de pigmentos de antocianina.
Por el contrario, un exceso de nitrógeno se manifiesta en un follaje abundante, de color verde oscuro con hojas de gran tamaño y un sistema radical muy reducido, algo nada deseable en bonsái. Entre otras cosas porque puede llegarse a la situación de que las raíces sean incapaces de aportar el agua necesaria por toda la masa de follaje desarrollado. La floración y fructificación también suele verse retardada si existe un exceso de nitrógeno.

Los suelos suelen presentar carencias de nitrógeno con una mayor frecuencia que de cualquier otro elemento. Buena parte del nitrógeno presente en el suelo se encuentra en forma de compuestos orgánicos poco aprovechables por la planta, es tarea de un cierto tipo de bacterias descomponer estos compuestos para liberar el nitrógeno en dos formas iónicas fácilmente asimilables por la planta: nitrato y amonio. Estas formas iónicas se absorben y utilizan de forma muy rápida, entre otras cosas porque se disuelven con relativa facilidad, pero también hay que tener en cuenta que son retenidas por el sustrato con una cierta dificultad por lo que los sucesivos riegos arrastran buena parte de ellos. De todas formas el nitrógeno de origen orgánico es el más indicado para su uso en bonsái ya que actúa con una mayor lentitud y permanece en el sustrato por mas tiempo.
El nitrógeno así obtenido nitrógeno se utiliza como materia prima en multitud de compuestos por lo que suelos pobres en este elemento provocarán un lento desarrollo general de la planta. Además se trata de una sustancia necesaria para que la planta pueda llegar a utilizar los fosfatos contenidos en el suelo, lo cual incrementa aun más su importancia.

Fósforo:
Un síntoma característico de la deficiencia de fósforo es el enanismo que presentan estas plantas, al mismo tiempo que las hojas presentan un color verde oscuro. También resulta factible la aparición de pigmentaciones rojizas por la acumulación de antocianinas. Las hojas más antiguas adquieren una coloración café antes de morir.
En general la falta de fósforo dificulta el crecimiento y la madurez de la planta. Se trata de un elemento presente en numerosas proteínas, especialmente en áreas de rápido crecimiento como por ejemplo las puntas de las raíces, yemas, frutos, etc.
Un exceso de fósforo acelera los procesos de maduración y hace que la raíz se desarrolle en una mayor proporción que la parte aérea.

Por importancia se trata del segundo elemento limitante, tras el nitrógeno, en los suelos. Se suele presentar en dos formas iónicas distintas que se absorben a velocidades, la proporción de cada una vendrá marcada por el PH del sustrato lo que en resumidas cuentas hace que en suelos ácidos su absorción sea más rápida que en otros de PH más básico.

Potasio:
Los síntomas de carencias de potasio aparecen antes en las hojas más antiguas, en forma de una ligera clorosis rodeando a zonas necrosadas de color oscuro. Esto es así ya que se trata de un elemento que se transporta desde zonas más antiguas, donde se acumula, hasta las zonas en crecimiento cuando surge la necesidad. Estas zonas necrosadas son porciones de tejido muerto que aparecen con una mayor frecuencia en las puntas y bordes de las hojas, y entre las nervaduras de éstas. Otro síntoma es la presencia de tallos débiles que resultan fácilmente dañados por la acción del viento o la lluvia. Una escasa producción de flores y frutos suele ser también sintomática.

Es la tercera deficiencia más común en los suelos detrás de las dos anteriores. El potasio es un elemento esencial en los procesos de respiración, fotosíntesis y división celular, además de ser uno de los elementos que ayudan a mantener la turgencia en la planta. Actúa de catalizador para que otros elementos puedan realizar sus trabajos, además de ser un elemento que ejerce un cierto control sobre el nitrógeno evitando crecimientos frondosos y blandos en exceso. También contribuye en la formación de clorofila.

Azufre:
Un síntoma típico de su falta es una clorosis general en la hoja, incluyendo venas, generalmente empezando por las más jóvenes. El sistema radical suele debilitarse bastante ante carencias de azufre.
Las hojas también pueden absorber azufre a través de los estomas en forma de dióxido de azufre en estado gaseoso. Este compuesto es un subproducto habitual de determinados tipos de combustión que resulta bastante contaminante, pues al ser absorbido inicia toda una serie de procesos químicos que acaban por inhibir la fotosíntesis y por destruir la clorofila. Aparece lo que comúnmente se denomina "Lluvia ácida".

A diferencia de los anteriores, las raíces toman solo las cantidades de azufre que necesitan dejando el resto para ser lavado por el agua de riego. En realidad suele ser poco frecuente encontrarnos con deficiencias de azufre ya que abunda en la mayoría de los suelos. Es un elemento que forma parte de gran cantidad de proteínas.

Magnesio:
El magnesio es uno de los elemento involucrados principalmente en la formación de moléculas de clorofila. Por lo que el primer síntoma que se produce en ausencia de magnesio es una clorosis en las hojas mas viejas, concretamente entre sus venas, ya que por motivos todavía no de demasiado claros las células situadas en los haces vasculares retienen la clorofila durante más tiempo.

Calcio:
Las carencias aparecen primero en los tejidos más jóvenes, tanto en raíces, tallos como hojas, en forma de tejidos retorcidos y deformados. Es un elemento muy importante en la formación de las paredes celulares, además de en la distribución de azúcares, responsable en buena medida de un vigoroso crecimiento de raíces y ápice. Actúa también como catalizador facilitando la disponibilidad de otros elementos como el fósforo y el potasio.

En la mayoría de suelos suelen existir cantidades suficientes de este elemento como para que no se produzcan carencias, aunque en suelos ácidos con abundantes lluvias o riegos puede llegar a ocurrir. Sobretodo si se usa agua osmotizada.

Hierro:
Las plantas con carencia de hierro presentan también una acusada clorosis entre las venas de la hoja, pero a diferencia de lo que ocurría con el magnesio esta clorosis aparece primero en las hojas más jóvenes. En caso de una grave deficiencia de hierro toda la hoja puede acabar amarilleando o incluso llegando a tomar una coloración blanquecina con amplias zonas necrosadas. En realidad lo que sucede es que las carencias de hierro inhiben la formación de clorofila, a pesar de que este no forma parte de la molécula de clorofila en sí.

Se trata de un elemento que en ocasiones se cataloga como macronutriente a pesar de que se requiere únicamente en cantidades muy reducidas. En suelos básicos, o incluso neutros en determinadas circunstancias, el hierro puede encontrarse bloqueado en el sustrato convirtiéndose en inaccesible para la planta que acabará desarrollando carencias. Excesos de fosfatos, metales pesados, mal drenaje e incluso exceso de riego pueden llevar a esta desafortunada situación.

Cloro:
A pesar de que es relativamente raro que se produzcan carencias de este elemento, pues el cloro se encuentra presente en agua y sustratos gracias a su gran solubilidad, e incluso es arrastrado por el viento, los síntomas de una falta de cloro son: escaso crecimiento, marchitamiento, aparición de zonas con clorosis y tejidos necrosados. Las raíces disminuyen su longitud al tiempo que se hacen más gruesas y en ocasiones las hojas pueden adquirir tonalidades marronosas.

El cloro es uno de esos elementos que la planta va a tomar en grandes cantidades, hasta cien veces más de lo que realmente necesita. Una de sus funciones principales es la oxidación del agua, es decir la ruptura de la molécula de agua llevada a cabo durante el proceso de fotosíntesis.

Manganeso:
A pesar de que no sea una carencia de las más frecuentes, algunos síntomas son manchas de tejido muerto y clorótico dispersas por la hoja.

Se trata de un catalizador de gran importancia para el metabolismo vegetal. Contribuye a la asimilación del dióxido de carbono y a la acción de diversos enzimas.

Boro:
Las carencias de este elemento no son nada habituales aunque en ocasiones se producen patologías relacionadas con la descomposición de tejidos internos. Los síntomas son de lo más variado dependiendo de la edad y la especie, pero tienen en común una falta de crecimiento general de toda la planta, aunque en ocasiones también puede producir anormalidades en el desarrollo.

Su función la verdad es que todavía no se ha determinado con precisión. Se absorbe casi siempre en forma de ácido bórico sin disociar y su distribución por los tejidos es algo lenta.

Zinc:
Su carencia con frecuencia se manifiesta en forma de hojas muy pequeñas, y una notable disminución en el desarrollo de los internudos. En ocasiones se produce una cierta clorosis que indica que el zinc toma parte en los procesos de formación de clorofila, o por lo menos impide su destrucción.

El zinc se absorbe muy a menudo en forma de quelatos de zinc. Se trata de otro catalizador en el metabolismo del planta siendo importante en los procesos de respiración. También es muy posible que participe en la formación de hormona de crecimiento, auxina, por lo que su falta sería la responsable del poco desarrollo de tallos e internudos. Al mismo tiempo el zinc forma parte de multitud de enzimas necesarias para el buen funcionamiento de la planta.

Cobre:
La falta de cobre se aprecia por unas hojas jóvenes de un verde oscuro, deformadas y arrugadas y en ocasiones con rastros de necrosis.

Se trata de un elemento que se necesita en cantidades muy pequeñas, así que es realmente raro encontrar deficiencias de cobre. A pesar de todo es una posibilidad a tener muy en cuenta incluso en plena naturaleza ya que, por ejemplo, muchos suelos en Australia son extremadamente pobres en cobre, además de otros micronutrientes como el zinc, el molibdeno, etc.. También es importante tener en cuenta que hay que ser muy cuidadoso con los aportes extra de cobre pues rápidamente pueden alcanzarse los niveles de toxicidad. En realidad el margen entre la carencia y la toxicidad por exceso es muy estrecho para este elemento. El cobre se encuentra presente en diversas enzimas y proteínas.

Molibdeno:
Los síntomas de su falta pueden ir de una clorosis en la parte de la hoja situada entre las venas de las hojas más viejas, o incluso en pleno tallo, avanzando hasta las hojas más jóvenes, hasta el desarrollo de hojas retorcidas y deformes.

Realmente se sabe muy poco sobre como es absorbido o como se procesa en el interior de las células de las plantas, quizá por el hecho de que sea un elemento utilizado en cantidades traza, es decir, en cantidades realmente minúsculas. Parece jugar un papel en los procesos relacionados con el nitrógeno. Es quizá el elemento necesitado en menor cantidad de todos los listados por lo que su carencia es algo realmente raro. A pesar de eso pueden llegarse a producir en suelos muy deficitarios en este elemento como son los australianos, al igual que pasaba con el cobre.

Níquel:
Se trata de un elemento esencial que forma parte de determinadas enzimas necesarias para evitar la excesiva acumulación de urea en los tejidos vegetales. Las extremas carencias de este elemento provocan una acumulación de urea tal que las puntas de las hojas llegan a necrosarse ya que la enzima encargada de su eliminación no puede formarse. Cultivando en ambientes muy pobres en níquel puede llevar a la situación de que las semillas se conviertan en no viables siendo incapaces de germinar.

La mejor forma de evitar problemas de carencias es evitarlas en la medida de lo posible. Para ello hay que empezar cuidando el sustrato en que se planta: su capacidad de drenaje, de intercambio iónico, su composición, etc. Seguidamente se debe cuidar también el agua de riego. Esta debe ser lo más pura posible, pues cualquier sustancia extraña que transporte se irá acumulando en el sustrato y puede llegar a dificultar la absorción de algunos elementos esenciales, aunque solo sea por el simple método de modificar las condiciones del sustrato. Y finalmente debe prestarse especial atención a aquellos elementos que se añadan deliberadamente al sustrato, ya sea en forma de abonos, ya sea en forma de complementos: los excesos pueden ser tanto o más problemáticos que las carencias.En general se suele recomendar el uso de abonos de origen orgánico ya que dado su forma de funcionamiento, deben ser descompuestos por bacterias, el aporte de elementos es pausado y muy variado. Se evitan así los riesgos de sobredosis o de carencias de aquellos elementos que no vayan incluidos en la fórmula del abono químico utilizado. También es cierto que en ocasiones es útil, o incluso recomendable, el uso de abonos químicos. Precisamente ante situaciones de carencias concretas puede ser una forma rápida de solventarlas, siempre que el abono contenga el elemento problemático, claro está. Además de proporcionar un elemento de control más sobre la planta, como por ejemplo los abonos libres de nitrógeno usados de cara al otoño. En cualquier caso siempre se debe ser muy cuidadoso con el uso de estos abonos químicos pues un error en la dosis puede resultar fatal para la planta. Y además hay que tener presente que uno puede cultivar perfectamente usando casi exclusivamente abonos orgánicos, mientras que no siempre es posible decir lo mismo de los químicos. Como casi siempre se debe buscar un compromiso. Un equilibrio.


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Plantas BOMARZO

Plantas

Buscando por la red he encontrado en You Tube este bonito video sobre el parque de los monstruos de Bomarzo mandado construir por Orsini. Mucho se ha escrito sobre él y sobre su significado pero para los mu interesados yo recomendaría un libro, Los jardines del sueño en que Emanuela Kretzulesco-Quaranta, da una interpretación de este jardín –y de algunos otros- a la luz de su lectura del Sueño de Polifilo o Hypnerotomachia Poliphili. El libro de Kretzulesco-Quaranta es de imprescindible lectura para todas aquellas personas que pretendan adentrarse en el estudio de los jardines históricos.

Nota- No he sabido insertar el video, o han cambiado el sistema de hacerlo o yo me he olvidado como hacerlo. De todas maneras debo ser algo torpe

Flor Wigginsia tetracantha

Flor






Como su nombre lo indica, esta cactacea de buen porte, se destaca por que la gran mayoría de sus areólas tienen cuatro espinas (una para cada punto cardinal) y por sus finas costillas, en gran número y con la típica 'Naríz de Wigginsia'. Al igual que sus compañeras de género, alarda su característica lanosidad central.

Hierbas Acodo tardío pero efectivo

Hierbas Tenía este arce que había adquirido en un vivero este invierno y como la idea fue dejarle crecer libremente, durante la primavera y parte del verano se desmadró de ramaje. Entonces se me ocurrió hacer varios acodos de él. Tiene unos 8 cm. de nebari y está engordando en maceta de entrenamiento. La altura es de 65 cms. La verdad es que los hice a principios de julio, un poco tardíos según mi experiencia, pero probé a ver que pasaba. El resultado es el reportaje que vais a ver. Aquí podemos ver los útiles necesarios para empezar a "operar". Musgo sphagnum, un plástico opaco, plástico transparente, hormonas de enraizamiento, cuter o navaja, unas bridas de plástico para sujetar el conjunto bien y la jeringuilla para luego mantener la humedad.

Elegimos unas ramas de la parte superior y empezamos con el trabajo de cortar con cuidado la corteza hasta llegar al cambium.

Posteriormente le colocamos hormonas de enraizamiento en polvo, habiendo humedecido la zona antes.


Con el plástico, hacemos alrededor del corte un envoltorio como el de los caramelos para meter el musgo sphagnum dentro. Este musgo de fibra va muy bien para el acodo porque mantiene muy bien la humedad necesaria para que se emitan las raices del acodo.

Así queda el acodo cuando se ha cerrado herméticamente por los dos lados.

La forma de mantener húmedo el acodo a lo largo del tiempo para que se den las condiciones para enraizar se consigue regando con una jeringuilla cuando sea necesario.


Le pongo unas bridas de plástico para que todo el conjunto quede bien fijado. De esta manera hemos hecho 3 acodo en las ramas superiores. Vista del arbol completo con los 3 acodos.


Después de escasamente dos meses empezaron a verse raices en dos de los tres acodos.


Cuando a los dos meses las raices fueron suficientes, se procedió al corte y al transplante a macetas individuales. Como el tercer acodo no parece responder cortamos los dos que si tienen raices.

Separados entre si, tienen este aspecto.


Aquí podemos ver las raices que ha desarrollado uno de ellos

La marca del crecimiento en estos dos meses sobre la brida de plástico. Esto con el tiempo se disimula bien.


Mezcla de sustrato akadama y orgánica al 50%. En la parte de los agujeros de drenaje volcánica.



Se le quitan las hojas y se les deja la estructura que nos interesa para que vaya creciendo varias temporadas a ser posible en suelo.


Unos días después ya da muestras de arraigo con unas incipientes hojas. De todas formas esperemos que no sea solo el crecimiento de las reservas de la planta y pronto desarrolle más raices antes del invierno.

A pesar de la época tardía en que se hizo el acodo (yo, por estas latitudes y longitudes los suelo hacer en abril), el arce desarrolla raices fácilmente. El porcentaje del 66% de éxito no está mal. Veremos como evoluciona.

Unas semanas después parece que está enrraizando con facilidad. Esperemos al invierno y posterior primavera para transplantar a tierra.

Flores Thymbra capitata. (L.) Cav

Flores
Tomillo andaluz , tomillo real, tomillo aceitunero.
Esta pequeña matilla es un hermoso tomillo que destaca por su espectacular floración en cabezuelas purpúreas ,de ahí que fuese denominado desde la antigüedad como tomillo cabezudo ( capitata). Florece desde finales de junio hasta septiembre lo que hace que nos alegre la vista en los paseos por el campo en una época en la que escasean las plantas en floración.
Se distribuye por el Sur y Este Peninsular, y Bal, siendo más abundante en Andalucía.
Se cría en los terrenos secos y pedregosos desde el nivel del mar hasta unos 800m.
Muy conocido desde la antigüedad por sus propiedades medicinales, prefriéndose también a otros tomillos para el uso condimentario y el aderezo de las aceitunas por su peculiar aroma como ocurre en mi localidad, la Subbética Cordobesa. Lo que ha ocasionado también una gran reducción de sus poblaciones debido a su intenso aprobechamiento.

Pinar de repoblación de la Sierra de Rute Subbéticas Cordobesas.

Jardines Perejil

Jardines Aunque es una planta resistente al frío, se puede llevar a cabo una primera siembra, que tiene que ser bajo vidrio al final del invierno o principio de la primavera, también al aire libre en primavera y verano.

En otoño siembre el perejil bajo campanas de cristal. También se puede cultivar en macetas dentro de un invernadero o en interiores junto a una ventana con mucha luz.

Increibles La Flor del Ceibo - Erythrina crista-galli L

Increibles

La flor del ceibo es la flor nacional de la República Argentina. También denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº13.847/42, del 22 de diciembre de 1942. De ahí que el 22 de Noviembre se celebra el día de la Flor Nacional. También es la flor nacional de nuestro país vecino la República Oriental del Uruguay.



El Ceibo es un árbol originario de América, de la zona subtropical, no muy alto, de tronco retorcido, pertenece a la familia de las leguminosas, por lo que las semillas se guardan en vainas encorvadas. Sus flores son rojas, de un rojo carmín. Crece en las riberas del Paraná y del Río de La Plata, pero se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas a lo largo del país. La madera de ceibo es muy liviana y porosa, y se la utiliza para la construcción de balsas, colmenas, juguetes de aeromodelismo. Su presencia en parque y jardines argentinos, pone una nota de perfume y color. Y el admirador evita arrancar sus flores, debido a que sus ramas poseen una especie de aguijones.


Leyenda de la flor del ceibo
Según cuenta la leyenda la flor del ceibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera, después de un cruento combate entre su tribu y los guaraníes.
Por entre los árboles de la selva nativa corría Anahí. Conocía todos los rincones de la espesura, todos los pájaros que la poblaban, todas las flores. Amaba con pasión aquel suelo feraz, silvestre, que bañaban las aguas oscuras del río barroso. Y Anahí cantaba feliz en sus bosques, con una voz dulcísima, en tanto callaban los pájaros para escucharla. Subía al cielo la voz de la indiecita, y el rumor del río que iba a perderse en las islas hasta desembocar en el ancho estuario, la acompañaba. Nadie recordaba entonces que Anahí tenía un rostro poco agraciado, tanta era la belleza de su canto.
Pero un día resonó en la selva un rumor más violento que el del río, más poderoso que el de las cataratas que allá hacia el norte estremecían el aire. Retumbó en la espesura el ruido de las armas y hombres extraños de piel blanca remontaron las aguas y se internaron en la selva. La tribu de Anahí se defendió contra los invasores. Ella, junto a los suyos, luchó contra el más bravo. Nadie hubiera sospechado tanta fiereza en su cuerpecito moreno, tan pequeño. Vio caer a sus seres queridos y esto le dio fuerzas para seguir luchando, para tratar de impedir que aquellos extranjeros se adueñaran de su selva, de sus pájaros, de su río.
Un día, en el momento en que Anahí se disponía a volver a su refugio, fue apresada por dos soldados enemigos. Inútiles fueron sus esfuerzos por librarse aunque era ágil. La llevaron al campamento y la ataron a un poste, para impedir que huyera. Pero Anahí, con maña natural, rompió sus ligaduras, y valiéndose de la oscuridad de la noche, logró dar muerte al centinela.
Después intentó buscar un escondite entre sus árboles amados, pero no pudo llegar muy lejos. Sus enemigos la persiguieron y la pequeña Anahí volvió a caer en sus manos. La juzgaron con severidad: Anahí, culpable de haber matado a un soldado, debía morir en la hoguera. Y la sentencia se cumplió. La indiecita fue atada a un árbol de anchas hojas y a sus pies apilaron leña, a la que dieron fuego. las llamas subieron rápidamente envolviendo el tronco del árbol y el frágil cuerpo de Anahí, que pareció también una roja llamarada. Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó de pronto a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir. Su voz dulcísima estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado.
Con los primeros rayos del sol, se apagaron las llamas que envolvían Anahí. Entonces, los rudos soldados que la habían sentenciado quedaron mudos y paralizados. El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores, rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña, maravillosas como su corazón apasionadamente enamorado de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido.
Así nació el ceibo, la rara flor encarnada que ilumina los bosques de la mesopotamia argentina. La flor del ceibo que encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe.



Para ampliar información:
www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=680 -