Yuyos Bonsái: Acodos

Yuyos


  • ¿Qué es un acodo? Se trata de un método de reproducción, al igual que el esquejado, que nos puede resultar de una gran utilidad en determinados casos. Por ejemplo con ejemplares en los que interese obtener un clon que reproduzca exactamente alguna característica deseable de la planta madre, o con ejemplares que no produzcan semillas viables. Para estos casos tenemos un método de reproducción – el acodo - que puede ser mucho más rápido que el esqueje o la semilla ya que generalmente se parte de materiales más desarrollados.
    El acodo también puede ser una útil herramienta que nos permita aprovechar materiales poco prometedores. Si en algún punto del tronco nos encontramos con una herida o defecto importante, puede que no nos quede más remedio que tratar de obtener nuevas raíces por encima del defecto y cortar justo por debajo de éstas. El problema desaparece. Incluso si no hubiera defectos importantes un acodo nos va a permitir, si tenemos algo de habilidad, obtener un nebari de calidad, posiblemente mejor que el original.

  • ¿Cuándo realizar un acodo?
    Las hojas se encargan de formar las hormonas, auxinas, que van descendiendo por la planta siguiendo los caminos de savia. Conforme se van acumulando estas hormonas en alguna zona de la planta, la tendencia a emitir raíces se acentúa en ese punto. Es precisamente este efecto, que normalmente tiene lugar en la base del tronco, el que aprovecharemos en nuestro beneficio para obtener raíces allá donde las necesitemos. La idea básica del acodo consiste en interrumpir la circulación descendente de savia en un punto determinado para que las auxinas empiecen a acumularse en dicha zona hasta el punto en que acaben desarrollándose raíces.

    Para que esto funcione la planta debe tener hojas, y estas deben estar plenamente operativas, es decir, deben haber madurado. Es importante tener muy en cuenta que el punto en el que pretendamos realizar el acodo debe tener hojas por encima. Si no hay hojas, no se producirán auxinas y por tanto no enraizará.
    Esto implica que el acodo debe realizarse a principios de verano. En la península, mayo o junio pueden ser unos meses muy adecuados. Tampoco conviene esperar hasta muy avanzado el verano pues entonces se nos podría echar encima el otoño antes de que la planta hubiera podido reaccionar.

    El acodo se puede separar una vez tenga la suficiente cantidad de raíces. Dependiendo de cada caso esto puede llegar a suceder en uno o dos meses con especies de fácil enraizado, o puede demorarse uno o dos años en otras más lentas como por ejemplo con pinos. En cualquier caso como norma general no suele ser mala política esperar hasta la primavera siguiente para separar el acodo.

  • ¿Cómo realizar un acodo?
    No existe método único, pero todos ellos se basan en el mismo principio: interrumpir el camino de savia descendente para así lograr que se acumulen las hormonas, sin alterar para nada el ascenso de la savia. Es importante prestar especial cuidado a este punto o el acodo no prosperará. Si los caminos de savia descendente no se interrumpen completamente se acabará formando un feo abultamiento, un callo de cicatrización, pero no aparecerán raíces pues las auxinas podrán continuar su camino descendente. Si se cortaran inadvertidamente los caminos de savia ascendente habríamos obtenido un esqueje accidental, y si no nos diéramos cuenta enseguida perderíamos la planta.

    En el punto donde esperemos obtener raíces es necesario conseguir mantener un alto grado de humedad y así que deberemos emplear algún sistema para lograrlo. De igual modo hemos de tener en cuenta que a las raíces no les gusta la luz; van a crecer más en zonas oscuras. Por tanto se debe cubrir el punto del acodo, no solo para conseguir mantener la humedad, sino también para impedir el paso de la luz.

    El calor es otro factor a tener en cuenta ya que favorece el desarrollo de raíces. Si la planta en cuestión solo va a recibir luz por un lado, conviene ir rotándola periódicamente para conseguir una distribución uniforme de raíces en el acodo.

  • ¿Cómo realizar un acodo?
    No existe método único, pero todos ellos se basan en el mismo principio: interrumpir el camino de savia descendente para así lograr que se acumulen las hormonas, sin alterar para nada el ascenso de la savia. Es importante prestar especial cuidado a este punto o el acodo no prosperará. Si los caminos de savia descendente no se interrumpen completamente se acabará formando un feo abultamiento, un callo de cicatrización, pero no aparecerán raíces pues las auxinas podrán continuar su camino descendente. Si se cortaran inadvertidamente los caminos de savia ascendente habríamos obtenido un esqueje accidental, y si no nos diéramos cuenta enseguida perderíamos la planta.

    En el punto donde esperemos obtener raíces es necesario conseguir mantener un alto grado de humedad y así que deberemos emplear algún sistema para lograrlo. De igual modo hemos de tener en cuenta que a las raíces no les gusta la luz; van a crecer más en zonas oscuras. Por tanto se debe cubrir el punto del acodo, no solo para conseguir mantener la humedad, sino también para impedir el paso de la luz.

  • Método del anillo de corteza: En este caso el método empleado para lograr la interrupción de la savia descendente consiste en pelar un anillo de corteza en el tronco o rama a acodar.
    El anillo de corteza retirado debería tener una anchura aproximada de vez y media el grosor del tronco. De este modo nos aseguramos de que el árbol no forme un callo de cicatrización que puentee el anillo y por tanto tire por tierra nuestros planes. Al cortar el anillo de corteza se debería profundizar entre 2 y 4 milímetros, lo suficiente como para eliminar el cambium, la capa compuesta por los vasos de savia descendente, junto con la corteza, pero no tanto como para dañar la albura, el conjunto de vasos de savia ascendente.

    Los cortes deben ser lo más limpios posible y deberemos asegurarnos de que el corte superior quede perfectamente horizontal, o por lo menos, lo más horizontal posible. El motivo es que las auxinas van a acumularse en la zona más baja que les sea posible, así que si el corte es en diagonal acabaremos con una mala distribución de raíces.
    Una vez hemos separado el anillo, deberemos asegurarnos que todo el cambium ha salido junto con la corteza. Puede que incluso debamos raspar el acodo para eliminar los últimos restos.
    El calor es otro factor a tener en cuenta ya que favorece el desarrollo de raíces. Si la planta en cuestión solo va a recibir luz por un lado, conviene ir rotándola periódicamente para conseguir una distribución uniforme de raíces en el acodo.
    Seguidamente se debería impregnar el corte superior del acodo con hormona enraizante para favorecer en lo posible la emisión de raíces. No es algo imprescindible, pero si aconsejable.
    Apretar fuertemente un alambre de cierto grosor justo bajo ese corte favorecerá un engrosamiento en esa zona que nos servirá como incipiente nebari. Tampoco resulta imprescindible, pero en ocasiones puede ser una ayuda que además cortará definitivamente el flujo de savia descendente.
    Bajo este anillo de alambre también podemos colocar un pequeño disco de plástico que ayudará a que las nuevas raíces vayan distribuyéndose de forma más o menos horizontal, y por tanto a que vayamos encaminando correctamente el futuro nebari. Tampoco es algo necesario.

  • Seguidamente deberemos cubrir el acodo; algo que podremos hacer de varias formas distintas. Podríamos cubrir el acodo con una bolsa de plástico negro (es opaco y ayudará a mantener una temperatura más elevada en el interior del acodo), una maceta de plástico recortada, o incluso una rejilla de plástico que podríamos usar a modo de maceta. Depende un poco del lugar en el que se encuentre el acodo.
    Para rellenar la bolsa, o la maceta de plástico/rejilla podríamos utilizar diferentes materiales.
    Uno de los más comunes es usar musgo esfagno. Se trata de un musgo de fibra larga que retiene muy bien la humedad y nos puede servir perfectamente para nuestros propósitos. El problema que tiene es que al separar el acodo deberemos eliminarlo para desenredar las raíces y evitar futuras podredumbres, y eliminarlo completamente sin dañar las nuevas y delicadas raíces puede ser laborioso.
    También resulta factible utilizar parte de la mezcla de plantado, sobre todo si cubrimos el acodo con una maceta o con la rejilla. Por ejemplo se puede rellenar con akadama únicamente, o incluso akadama más algún material drenante.

    Una vez hecho esto, sólo debemos regar y asegurarnos de mantener la humedad en el acodo durante el tiempo que sea necesario hasta que emita las suficientes raíces y podamos separarlo cortando por debajo del punto donde emitió las raíces.





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Novedades Glicinia, de acodo prebonsai

Novedades Esta es la evolución de un acodo de glicinia (wisteria floribunda) convertida en un prebonsai. Esta es la planta madre donde se hizo el acodo de casi 100 años.



Mayo de 2006. Acodo en la vieja glicinia. Se busca una rama propicia y se encuentra una doble; cerca de la intersección de las dos se hacen los cortes correspondientes. Anillo de casi 3 centímetros de largo.


Se atan los extremos con cincha plástica (muy util ya que es casi imposible que se suelte). Dentro musgo sphagnum en abundancia y hormonas en el corte.


Segundo plástico para cubrir todo el invento esta vez atado con cuerdas para poder retirar en caso de necesitarlo.



Para que el acodo surta efecto es necesario el riego. El musgo debe estar en todo momento humedo para que genere las raíces en el dorte. Esto se suele hacer con una jeringuilla. Cada 3 semanas al agua de la jeringuilla se le puede meter vitamina B1 para estimular el crecimiento de las raíces.

23 de junio 2006. Ya ha formado raíces y se pueden ver las dos ramas que después serán los dos troncos de la glicinia. Se eligió esa rama para intentar hacer un prebonsai de 2 troncos. Podríamos cortar ya el acodo, pero es preferible esperar mes y pico por precaución.


Separamos la planta aún con el envoltorio de plástico y llena de hojas. Estamos en agosto de 2006. La idea es quitar el plástico (pero no el musgo ya que las raicillas peligran) y plantarlo con la mayoría del musgo. En menos de 5 meses se han formado las raíces que se ven.


Podamos las ramas y hojas en su mayoría. Así queda en cepellón con una buena formación de raíces.



Se transplanta a una maceta de entrenamiento donde hasta le salen brotes de flores y alguna rama a finales del verano.


En enero de 2007 tiene este aspecto ya sin hoja y descansando de tanto stress, alambrada y podada. La forma que va tomando me gusta.



Transplante a finales de enero. A pesar de haber puesto sustrato solo de turba el resultado de raíces meses después no es malo.


Se recortan un poco para transplantar a maceta.

Así queda en su nueva maceta. Es un poco grande y está elegida con vista a que se asiente y posteriormente se pondrá en una más adecuada.


Primavera 2007. Queda mucho por hacer pero va tomando la forma que se pretendía. Aquí está con la primera hoja de primavera. Ahora se trata de que se asiente en esta maceta profunda y vaya creando cepellón. Las dimensiones de la maceta son: 30 cm.de ancho, y la altura total de maceta más planta son 49 cm.


Mayo de 2007. Empiezan a crecer las ramas con fuerza. Se irá pinzando y cortando para que no se desmadre mucho y sobre todo para ir dando una forma adecuada.






Jardin Jardines en el Mar

Jardin Cuando se vive al lado del mar, o si se dispone de una casa con jardín en la costa para disfrutar durante las vacaciones, es necesario saber que la proximidad del océano afecta a las plantas. Contrarrestar sus efectos es fácil, basta con seleccionar los árboles, arbustos y flores más resistentes y dispensarles los cuidados apropiados. El principal problema del jardín junto al mar es que el salitre proveniente de él se deposita tanto en las plantas como en el suelo. El agua, que se pulveriza cuando rompen las olas en la playa, viaja con el viento y se posa en el primer obstáculo que se encuentra. Y si la fuerza del viento es muy fuerte y la arena de la playa es muy fina, junto a las gotitas de agua marina, viajan, además, granos de arena. En estas circunstancias, las plantas más frágiles sufren las peores consecuencias, ya que los granos de arena producen desperfectos en las mismas, el salitre les tapa los poros y la tierra se ensucia con la sal marina. El efecto producido en la planta es el mismo que se produciría si le faltara agua, aunque tenga bastante a su disposición. La sal sobrante, por ejemplo, se acumula en la punta de las hojas, quemándolas. Para combatir esta situación sólo hay que tomar una serie de medidas con respecto a la tierra o el agua. El terreno idóneo El terreno arenoso es la mejor elección, ya que el salitre no se acumula en la tierra. Si se opta por una superficie arcillosa, ha de tenerse en cuenta que, junto con la sal, en ella se formará una costra en el suelo que afectará, de forma muy negativa, a la vida de las plantas. Para el cultivo en tiestos o macetas, aunque se puede usar tierra de tipo arenosa, es más aconsejable utilizar un preparado para plantas que se comercializa en cualquier tienda especializada, que que es ligero y asegura una buena penetración del agua. En este aspecto, cabe destacar que la arena de la playa no debe utilizarse en ningún caso, ya que, además de estar prohibido por la ley, las sales que contienen son muy perjudiciales para los cultivos del jardín. Regar de forma adecuada Lo más indicado para regar es intentar recoger agua de lluvia. A pequeña escala, se puede utilizar cubos y palanganas. Por otro lado, hay personas que aprovechan el agua de lluvia que cae sobre sus tejados y discurre por los canalones, conduciéndola a un depósito. De cualquier forma, las plantas delicadas, tanto del jardín como interiores, han de regarse con agua embotellada o de lluvia. A la hora de hacerlo, hay que pulverizar el agua y mojar bien todas las partes verdes para limpiarlas del salitre acumulado. Para regar el jardín, lo más cómodo es hacerlo con aspersores. Con el riego por goteo, después de los años, aparecerán problemas de acumulación de sal en los orificios de salida y se tendrán que limpiar o sustituir. Los cuidados del césped Aunque muchos céspedes son sensibles a la sal y viven mal en primera línea de mar, algunas especies resisten mejor las condiciones adversas. Las más extendidas son las gramas, un césped rústico que consume menos agua y se siega poco, aunque amarillea con las temperaturas bajas del invierno. Se siembra a partir de primavera o se planta por esquejes. La variedad americana soporta más la sal y apenas amarillea, aunque haga frío. Sin embargo, al ser de hoja más gruesa, no resulta tan cómodo andar descalzo sobre él. Otra variedad, pero menos extendida, es la Zoysia japónica, un césped muy ornamental, que también consume poco agua y se riega poco. Sin embargo, una de las más utilizadas en zonas costeras, como la del sur de Barcelona, es la llamada grameta de Sitges o grameta de Vilanova, una variedad que proporciona abundante césped, del tipo normal y bastante resistente al agua. Combatir el salitre Una forma de evitarlo en una zona reducida es la construcción de una barrera física en la que choque el viento marino, preferiblemente permeable a totalmente opaca. La valla con brezo seco, por ejemplo, amortigua la fuerza del viento con más efectividad que una pared, ya que esta hace que el viento cree un remolino detrás. Cualquier seto vegetal creado con una planta resistente a la sal es igualmente efectivo. La planta deberá de ser de hoja persistente y que alcance cierta altura. La zona de detrás de la pantalla, que queda protegida del efecto del viento marino es, aproximadamente de una vez y media la altura que tenga la barrera. Las plantas más resistentes Como norma general, es importante no comprar plantas delicadas. Para orientarse, lo mejor es fijarse en las de los vecinos y en las que crecen en los jardines de los alrededores, eligiendo la que mejor se adapte al gusto de cada uno. Lo más seguro es que se trate de palmeras, tamarindos, bellasombras… aunque saber su nombre es bastante difícil, por lo que conviene coger un tallo o grabar su imagen en la memoria para, posteriormente, consultarlo con algún especialista. En cualquier caso, entre los árboles y arbustos más adecuados para estar cerca del mar se encuentran el ciprés, la morera, la palmera, el pino o el palmito. Otras plantas muy resistentes son el aloe, la artensia, todos los cactus, el geranio, el pitus o la yuca, entre otros.

Hierbas ENGORDE EN SUELO

Hierbas

A finales de invierno aprovecho para plantar en suelo aquellos arboles que veo que tienen que dar un estirón o que vienen de acodo o esqueje. También se sacan los que se van a pasar a maceta o los que deben continuar en tierra después de arreglarles raices y ramas. Algunos ejemplos:

Esta glicinia sacada de acodo veo que necesita más vigor y ramificación. La sacamos tal cual de la maceta.


Y sin tocar el cepellón (tenía raíces muy frágiles), al suelo. Que engorde al menos un par de años con bien de sol y fertilizante.



Esta higuera estaba en una maceta muy abandonada y como tenía sitio en el suelo pues allá va. Se ve perfectamente la parte del acodo que la unía al arbol.


Se le quita el tocón, para que el cepellón quede desarrollado en anchura, un poco de pasta selladora ……



……. unas hormonas de enraizamiento para ayudar y otros dos añitos al suelo.



Esta es una higuera enraizada en roca con la que llevo peleandome varios años. La he sacado de la tierra para acortar raíces, ver cómo estas van envolviendo la roca y con la misma volver a meterla en suelo.



Roble plantado en suelo con una plancha que hace tope para que las raíces no profundicen.



Lo sacamos, quitamos la tierra …….


…… y otra vez al suelo.



Acodo de arce sacado este verano. http://alfredobc.blogspot.com/2007_09_01_archive.html




Y el mes pasado lo transplanto tal cual al suelo. Allí estará varios años. La verdad es que el poder plantar en suelo facilita la consecución de prebonsai en menos años que si lo hiciéramos en macetas.

Patio El Césped en invierno, cuidados

Patio

El invierno es una estación muy dura para las plantas y para el césped. Por ello, el otoño es el momento ideal para que el buen jardinero lleve a cabo una serie de operaciones de acondicionamiento. Estas tareas harán posible que la vegetación sobreviva al viento, a la lluvia, a la nieve y a las bajas temperaturas, de forma que vuelvan a brotar con vigor y belleza la primavera siguiente. A lo largo del invierno, el césped, al igual que el resto de la flora, permanece vegetando.
  1. El mes de abril es el más adecuado para prepararlo de cara al invierno. Con este fin se realizarán los siguientes trabajos: siega, abono, aireado y drenaje de la tierra y, por último, replantado.
  2. Segar el césped Durante los primeros días de abril se llevará a cabo la última poda del césped. Se ha de procurar no cortar en exceso para evitar que éste sufra. Segarlo demasiado puede debilitarlo y ayudar a que crezcan el musgo y las malas hierbas.
  3. La temperatura media y la humedad característica de esta estación propiciarán que brote. Es muy importante quitar las hojas que hayan caído de otros árboles y flores.
  4. Si el césped es fino se debe segar cada dos o tres días, si es medio, a intervalos de tres y cinco días. Y si es de otra clase, al menos una vez a la semana.
  5. Una vez se haya cortado, hay que retirar los restos con la ayuda de un rastrillo.
  6. También hay que prestar atención a la dirección en la que se siega, para evitar solapamientos, dobles pasadas y cambios bruscos de dirección.
  7. Es necesario asegurarse de que el césped está seco, ya que la humedad atasca la máquina y la caja de la hierba por lo que la segadora tardará más.
  8. Cuando soplen vientos fríos no hay que cortarlo, ya que éstos pueden quemar los extremos de la hierba.

Cómo preparar la tierra:

  1. El aireado favorece el crecimiento del césped a través de la oxigenación. Se realiza con una horca de jardín introduciendo sus dientes hasta unos 7,5 cm. de profundidad.
  2. Hay que remover hasta que el césped se levante un poco y repetir la operación cada cuarto de hora.
  3. Se puede airear siempre que se crea necesario, aunque se suele realizar en otoño.
  4. Además, se debe alimentar el césped con un fertilizante adecuado. La cantidad exacta de la que no se debe exceder es de 100 gr. por cada 0,8 m².
  5. En el otoño se aplica un abono con bajo contenido en nitrógeno en relación con el ácido fosfórico y el potasio.

Cómo replantar el césped:

  1. Las zonas del jardín que estén poco pobladas, necesitan una replantación. Ésta se puede llevar a cabo de dos maneras diferentes.
  2. Es posible sembrar a mano, para ello hay que conseguir unas estacas y unas cuerdas. Con ellas se ha de marcar el césped, formando franjas de 1 m. de ancho.
  3. La cantidad de semillas que se han de sembrar varía de un suelo muy fértil a un suelo menos rico. En el primer caso, a cada 0,8 m² le corresponde 16 gr. de semilla. En el segundo, se dobla la cantidad. También se pueden plantar tepes.
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Hierbas Clasificación según su estilo: Agrupaciones de árboles individuales (yose-ue, kyuhon-yose, etc.)

Hierbas


  • Agrupaciones de árboles individuales (yose-ue, kyuhon-yose, etc.)

  • Las plantaciones en grupo siempre han ejercido una notable fascinación a lo largo de la historia gracias a su poder evocador de la paz y el misterio propios de lejanos bosques. Es más, no son pocos los aficionados que se descubren a si mismos conteniendo la respiración ante alguna composición que les atrae especialmente, perdidos en imaginarios senderos que serpentean entre imponentes árboles.

  • En función del número de ejemplares las plantaciones en grupo reciben denominaciones distintas:

    Sojukan: Dos árboles

    Sambon-yose: Tres árboles

    Gohon-yose: Cinco árboles

    Nanahon-yose: Siete árboles

    Kyuhon-yose: Nueve árboles

    Yose-ue: Más de nueve árboles, pero siempre un número impar.

  • Por motivos estéticos siempre se procura establecer una composición con un número impar de ejemplares, excepto quizá en agrupaciones muy numerosas de treinta o cuarenta arbolitos en las que este factor resulta menos importante pues resulta muy complicado apreciar el número a simple vista.

  • En estas composiciones cada individuo cuenta con su propio sistema radicular totalmente independiente. O por lo menos inicialmente, pues conforme pasan los años las raíces van fusionándose progresivamente hasta que finalmente todos los ejemplares se encuentren interconectados a través de ellas. Es un proceso muy similar al que tiene lugar en los bosques naturales, en los que más que de ejemplares aislados, se podría hablar en cierto sentido de un único organismo: el bosque.

  • Es esta fusión de las raíces la que casi obliga a trasplantar el bosque como todo un conjunto, y no separando nuevamente los árboles en cada trasplante. Algo que por otra parte, a pesar de ser una operación más delicada de lo que sería si de un árbol individual se tratara, simplifica notablemente la tarea de mantener el diseño inicial en los sucesivos trasplantes a lo largo de los años.

  • En líneas generales las reglas para formar un bosque son las mismas que para un árbol individual, aunque hay que tener en cuanta que en este caso debe tratarse el conjunto de troncos como si de uno sólo se tratara, modelando sus ramas y copas de acuerdo con esta idea. Es este punto, aunque aparentemente complicado de conseguir, lo que permite al aficionado aprovechar material que no reunía las mejores condiciones como para ser tratado como árbol individual.

  • La elección del material adecuado para formar un bosque es un punto de vital importancia, siendo adecuadas aquellas variedades cuya tendencia natural sea a crecer erguidas, tanto caducifolios como de hoja perenne. Especies que produzcan hojas de gran tamaño no deben ser descartadas, pero hay que tener en cuenta que en ese caso la composición deberá ser de un tamaño bastante mayor para que el conjunto resulte proporcionado.

  • También resulta recomendable no mezclar especies distintas de árboles tanto por motivos botánicos, ya que sus necesidades de cultivo serán distintas, como por motivos estéticas, puesto que conseguir un resultado estéticamente agraciado es más complicado. Sobretodo resulta más difícil adquirir la sensación de profundidad adecuada cuando los árboles traseros destinados a proporcionarla, son de una especie distinta a los que aparecen en primer plano




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Novedades Bosque de hayas, evolución

Novedades

Esta es la historia de los quebraderos de cabeza hasta dar una mínima forma a un bosque de hayas (Fagus sylvatica). Se empezó con 5 plantones de haya y con una bandeja poco artística. Pero sobre todo no había ningún criterio de diseño. Algo como esto.
Con el tiempo, se aprecia que el diseño no se ajusta a los cánones y se va poco a poco modificando el número de arboles, la disposición, etc. Evidentemente tampoco es lo ideal en este diseño.


Nos hacemos con una bandeja adecuada y además de los árboles pretendo colocar algunos elementos que le den consistencia al conjunto. Un par de piedras y posteriormente alguna planta de acento para crear efecto de sotobosque.

Lo primero colocamos las piedras. Para unirlas a la bandeja uso masilla epoxi, que es muy adecuada para que la piedra queda perfectamente fijada. Esta masilla es inocua para los arboles.

Aprovechamos algunas hayas de la bandeja antigua con la ventaja de que forman un grupo por las raices con lo que solo tengo que podar las raicillas sobrantes del total del cepellón. Otros hayas son plantones que por 1 euro la pieza se pueden conseguir en viveros.

La idea es colocar 3 grupos de árboles en la composición uno de 3, otro de 5 y otro de 7, todos ellos impares entre sí, que a la vez hacen impar también el total. Separados por las piedras para dar sensación de profundidad.


Se añade alguna planta para crear aspecto de "sotobosque" tipico de un bosque de hayas. Del tipo musgo y "echeveria derenbergii".

Visión de conjunto del resultado final. El sustrato lleva akadama y mantillo al 50%. Es febrero de 2006, esperaremos a la primavera.

Vista desde arriba del mismo conjunto. La bandeja mide 49 cm de largo, 6 de profundidad y 20 de ancho.

Unos meses después el bosquecillo está así. Aún queda mucho por hacer, hay que reducir la hoja poco a poco densificar el ramaje, .. etc., pero poco a poco va cogiendo la forma adecuada.


Otoño 2006, la hoja tomando esos tonos amarronados.

Primavera de 2007, el sotobosque con las plantas de acento ha crecido. Los árboles han desarrollado ramajes secundarios y hasta terciarios. Hay que seguir pinzando para que se reduzca más el tamaño de las hojas.

Detalle del sotobosque.




Jardines Bonsái Abedul Blanco

Jardines


  • Nombre científico o latino: Betula alba

  • Nombre común: Abedul blanco, Abedul español

  • Familia:Betulaceae (Betuláceas).

  • Árbol de hoja caduca.

  • Cuidados: Luz:Gusta de la luz, pero en climas calurosos no le conviene pleno sol continuamente.
    Riego:Necesita bastante riego. Hay que evitar que nunca esté seco el mantillo.
    Abonado: Abonar después de la aparición de las hojas y durante todo el periodo vegetativo, con una pausa de un mes en el periodo de máximo calor.
    Poda: Las primeras intervenciones de importancia en las raíces se realizarán simultáneamente a la reducción de la parte aérea, durante la fase de formación de la planta.
    Las podas de modelación se harán en invierno, aunque durante el periodo vegetativo será necesaria la contención de la copa, a base de acortar los nuevos brotes a la distancia de 2-4 hojas antes de su lignificación. Eliminar todos los brotes que aparecen en la base.

  • Alambrado: Aplicar los alambres durante el periodo vegetativo. Proteger troncos y ramificaciones, ya que la corteza es delicada. Cuidado.

  • Trasplante: Trasplante cada 2 ó 3 años, a comienzos de primavera. Usar un substrato compuesto por un 60% de mantillo, 20% de turba y 20% de arena de tamaño gruesa.


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Flores Hierbas arómaticas: Cultivo de canela o Canelero de Ceilán

Flores

Esta especie es de las más empleada, su uso se conoce desde 2500 A.c
  • Nombre científico o latino: Cinnamomum zeylanicum
  • Nombre común o vulgar: Canela, Árbol de la canela, Canelero de Ceilán, Canelo, Canelera
  • Familia: Lauraceae (Lauráceas).
  • Origen: es originaria de Ceilán (Sri Lanka). - Además de Sri Lanka, también se cultiva en Brasil, Birmania, India, Indonesia, Indias occidentales e islas del océano Pacífico. El mayor productor sigue siendo Sri Lanka seguido de las islas Seychelles.
  • Se cultiva en países cálidos cuyos inviernos no sean fríos.
  • El árbol de la canela es un pequeño arbol o arbusto perennifolio con corteza papirácea.
  • Puede alcanzar 10 m de altura en su estado silvestre, pero se poda en árboles más pequeños y densos para facilitar su cultivo.
  • Hoja perenne, casi opuestas, con 3 venas prominentes, simples, coriáceas, largas y aromáticas.
  • Flores en panículas, hermafroditas, muy inconspicuas.
  • La especia es la corteza interna que se extrae pelando y frotando las ramas y que una vez desprendida, es a su vez separada y vuelta a pelar.
  • Las cortezas se enrollan una dentro de otra hasta formar una barra de aproximadamente un metro de largo que se seca y blanquea antes de su comercialización.
  • La corteza se corta en tiras largas y se deja fermentar. Pasadas 24 horas, se separa la capa exterior más rugosa de la corteza y se deja secar la capa interna. Durante el proceso de secado, ésta se enrolla hasta formar las conocidas ramas de canela.
  • Sus ramas crecen erguidas y recubiertas de numerosas hojas de color verde brillante, siendo rojizos los nervios que las recorren.
  • RECOLECCIÓN:
  • Se recoge durante las estaciones de lluvia, en Sri Lanka ocurre entre mayo y junio y en octubre y noviembre, la primera cosecha produce una corteza más gruesa e inferior.
  • La calidad aumenta en podas sucesivas y la corteza más fina procede de los brotes más delgados del centro de la planta, las cañas se juntan y se ponen a la sombra para evitar que el sol directo las perjudique.
  • Los brotes se podan de continuo, cerca del suelo, lo que hace que el canelo parezca un arbusto bajo, denso y de finas y frondosas ramas.
  • Cuatro mil metros cuadrados de terreno producen entre 45 y 68 kg de canela en rama.
  • Se trabaja en grupos familiares empezando al amanecer, tratando de recoger dos o tres ramas de cada árbol para permitir que crezcan nuevos retoños.
  • Esta operación, se hace en la época de lluvias por ser más fácil el descorticado debido a la humedad.
  • En un cobertizo se raspa primero la corteza externa, luego se frota con una vara de latón y finalmente se le quita la tira de madera, habiendo practicado previamente unas incisiones.
  • Se secan al sol, lo que hace que la corteza se curve hacia dentro.
  • Estas ramas se cortan en distintas longitudes y se dejan para un segundo secado en el techo del cobertizo.
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Hierbas Plantas: La cheflera

Hierbas Perteneciente a la familia de las Araliáceas, es una de las plantas de interior más demandadas. Oriunda de la franja tropical, se trata de un enérgico arbusto que puede llegar a alcanzar los dos metros de altura y que destaca por su forma arbórea, tallos rectos y hojas fuertes, brillantes y de un penetrante verde. Por todo este atractivo que desprende y debido a los diversos tamaños de sus ejemplares, la cheflera es muy requerida como ornamento. Los más grandes se destinan a decorar lugares públicos, hoteles, recepciones o tiendas, mientras que los menores llenan de alegría nuestros hogares o despachos. Reproducción y cuidados La cheflera se propaga mediante esquejes de tallo, habitualmente en primavera, y para que este proceso resulte satisfactorio deberemos proporcionar a nuestra planta ciertos cuidados: * Temperatura: lo más aconsejable es que se encuentren a una temperatura estable y que ésta oscile sobre los 20º C. Además, deben estar alejadas de cualquier corriente de aire, ya sea fría o de calor. * Riego: esta planta, por lo general, necesita poca agua, dosis que aumentaremos o disminuiremos según la temperatura a la que esté expuesta. * Luz: la cheflera requiere bastante luz, por ello se recomienda situarla próxima a una ventana. * Tierra: es necesario que esté siempre húmeda, pero nunca encharcada y es fundamental que la planta cuente con un buen drenaje. * Trasplante: debemos realizarlo cuando las raíces de la cheflera sobresalgan. Cuando es muy joven, lo haremos cada año, después cada dos años e incluso bastará con sustituir la capa superior de sustrato por otro fresco. * Fertilizantes: los aplicaremos cada, aproximadamente, dos meses cuando la planta se exponga mucho al sol y cada tres cuando la cantidad de luz que incide sobre ella sea menor. Basta con aplicar fertilizantes para plantas del hogar. * Limpieza: las hojas han de limpiarse con una esponja húmeda o con un pulverizador que contenga agua tibia. * Poda: cuanta más frecuencia dediquemos a esta labor mejor, ya que la planta crecerá de manera más horizontal y redondeada. Variedades más populares # Se estima que existen alrededor de 150 especies de cheflera y, de entre todas ellas, os presentamos algunas: Actinophylla: es una de las que con más frecuencia encontramos en nuestras casas, y se caracteriza por poseer hojas compuestas, en forma de palma y que cuentan con largos peciolos verdes y amarillos. # Arboricola: de esta especie deriva una extensa lista de variedades como 'Charlotte', 'Melanie' o 'Gold Capella'. # Variegata: presume de ser la más afamada y sobresale por sus hojas manchadas de color crema. Enfermedades y plagas La cheflera puede presentar diferentes alteraciones derivadas de la falta/exceso de luz, fertilizantes o agua pero, además, puede contraer diversas enfermedades que tendremos que acotar. Unas de las más frecuentes son, por ejemplo, el punteado foliar, aparición de motas en las hojas, o el oídio, un polvo blanco que aparece en las hojas y que provoca su caída. Respecto a las plagas, son muchos los insectos que pueden afectar a la salud de nuestra planta: la araña roja -suele aparecer en los ambientes secos y se elimina pulverizando agua-, los pulgones -combátelos con insecticidas- o las cochinillas -insectos que se adhieren a la superficie de los tallos o las hojas debilitando la planta-.

Especiales Hierbas arómaticas: cultivo Mostaza Parda o China- Blanca- Negra

Especiales Mostaza Parda: Nombre científico o latino: Brassica juncea. Nombre común o vulgar: Mostaza parda, Mostaza oriental, Mostaza de la China, Mostaza india Familia: Brassicaceae. Origen: China, India.La Mostaza parda (Brassica juncea) se divide a su vez en dos subtipos: El oriental (llamado tambien amarillo) muy utilizado en la cocina japonesa.

  • El pardo (llamado tambien indio) muy utilizado en la cocina india.
  • Debido a su gran tamaño (llega a crecer hasta alturas de 1,5 m) y por la fácil cosecha, la mostaza parda ha desplazado a la mostaza negra (Brassica nigra) como planta de explotación agraria.
  • La mostaza oriental posee un montón de pequeñas flores amarillas con cuatro pétalos que forman una alfombra tupida en los campos donde crece.
  • Las brillantes flores amarillas deben secarse en un desecante. También se pueden prensar sin mayores dificultades
  • CULTIVO DE MOSTAZA:
  • Prefieren un suelo húmedo y con sol.
  • Coseche las vainas de mostaza al final del verano, antes de que se sequen, y deje que las semillas maduren en los tarros.
  • Luego almacene las semillas de mostaza herméticamente, protegidas de la luz.
  • También puede cultivarse mostaza en el interior.
  • El sistema tradicional que siguen los niños para su cultivo consiste en colocar las sernillas de mostaza en una pieza de tela doblada en un plato y mantenida húmeda permanentemente.
  • En breves días darán brotes apetitosos y picantes de unos 10 cm de largo.
Mostaza Blanca:
  • Nombre científico o latino: Sinapis alba. Nombre común o vulgar: Mostaza blanca, Jenabe, Ajenabe. Familia: Brassicaceae. Origen: Región mediterránea. Etimología: el nombre de mostaza procede del latín (mustum ardens, mosto ardiente), y es debido a que, cuando se mezclaban sus semillas machacadas con mosto, se apreciaba el característico gusto picante-ardiente de la mostaza La mostaza blanca es una herbácea anual de tallo erguido de hasta 1 metro de altura muy ramificado.
  • Hojas grandes de hasta 25 cm alternas y alargadas.
  • Flores de color amarillo dispuestas en forma de racimo.
  • La planta de la mostaza blanca está recubierta de pelos rígidos.
  • Las semillas son algo más gruesas que las de la mostaza negra, de 1,5 a 2 mm de diámetro; su color es amarillo anaranjado, y son lisas en apariencia, existiendo una mancha blanquecina a la altura del micropilo.
  • Son de forma globosa y de 1,5 a 2,5 mm de diámetro.
  • La almendra es oleosa y los cotiledones están plegados como en la mostaza negra. Por tratamiento con agua el polvo adquiere un sabor picante, pero carece del olor picante de la variedad negra.
CULTIVO:
  • La mostaza crece bien en terrenos arcillosos o arenosos y algo secos.
  • Se siembra en hileras a 25 cm entre sí.
  • No necesita mucho aporte de nitrógeno, por lo que no es conveniente abonar con estiércol; mejor con compuestos pobres en nitrógeno.
  • RECOLECCIÓN
  • Para la recolección de las semillas se cor tan los tallos tan pronto comienzan a ponerse amarillas las silicuas.
  • El tiempo debe ser nublado. Se cortan con una hoz y se hacen pequeños manojos.
  • Las semillas se ponen a secar volteándolas a menudo.
  • También se recolectan las hojas frescas, antes de florecer.
Mostaza negra: Nombre científico o latino: Brassica nigra Nombre común o vulgar: Mostaza negra, Ajenabo.Familia: Brassicaceae.La Mostaza negra se cultivó antiguamente en toda Europa. Es muy sabrosa y picante, pero debido a las dificultades de su recolección, (sólo puede ser cosechada a mano), su cultivo se ha visto muy limitado. Hierba anual, de color verde claro, cubierta de pelos patentes y rígidos, sólo en la base. Los tallos alcanzan 1 m de altura y son erectos. Las hojas son todas pecioladas, con el margen entero a ligeramente dentado.
  • Las flores son bastante grandes y de un color amarillo dorado.
  • Los frutos son silicuas aplicadas contra los tallos, cortas, de sección cuadrangular; carecen de pelos y presentan un nervio claramente visible en las valvas, las cuales son de cuatro a cinco veces más largas que el pico del fruto.
  • Las semillas son muy pequeñas, de 0,5 a 1 mm de diámetro, de color rojo oscuro o casi negras y aparecen recubiertas en ocasiones del mucílago desecado de color blanquecino; la superficie aparece marcada por un retículo fino, visible con una potente lupa.
  • Florece desde finales primavera a verano

  • CULTIVO:
  • Crece bien en terrenos arcillosos o arenosos que sean algo secos.
  • Se siembra en hileras a 25 cm unas de otras
  • Tiene menos rendimiento que la mostaza blanca.
  • RECOLECCIÓN
  • Las semillas se recolectan cortando los tallos, en septiembre, poco antes de que maduren los frutos.
  • Para separar los granos se trillan los tallos una vez secos.
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Increibles Acodo tardío pero efectivo

Increibles Tenía este arce que había adquirido en un vivero este invierno y como la idea fue dejarle crecer libremente, durante la primavera y parte del verano se desmadró de ramaje. Entonces se me ocurrió hacer varios acodos de él. Tiene unos 8 cm. de nebari y está engordando en maceta de entrenamiento. La altura es de 65 cms. La verdad es que los hice a principios de julio, un poco tardíos según mi experiencia, pero probé a ver que pasaba. El resultado es el reportaje que vais a ver. Aquí podemos ver los útiles necesarios para empezar a "operar". Musgo sphagnum, un plástico opaco, plástico transparente, hormonas de enraizamiento, cuter o navaja, unas bridas de plástico para sujetar el conjunto bien y la jeringuilla para luego mantener la humedad.

Elegimos unas ramas de la parte superior y empezamos con el trabajo de cortar con cuidado la corteza hasta llegar al cambium.

Posteriormente le colocamos hormonas de enraizamiento en polvo, habiendo humedecido la zona antes.


Con el plástico, hacemos alrededor del corte un envoltorio como el de los caramelos para meter el musgo sphagnum dentro. Este musgo de fibra va muy bien para el acodo porque mantiene muy bien la humedad necesaria para que se emitan las raices del acodo.

Así queda el acodo cuando se ha cerrado herméticamente por los dos lados.

La forma de mantener húmedo el acodo a lo largo del tiempo para que se den las condiciones para enraizar se consigue regando con una jeringuilla cuando sea necesario.


Le pongo unas bridas de plástico para que todo el conjunto quede bien fijado. De esta manera hemos hecho 3 acodo en las ramas superiores. Vista del arbol completo con los 3 acodos.


Después de escasamente dos meses empezaron a verse raices en dos de los tres acodos.


Cuando a los dos meses las raices fueron suficientes, se procedió al corte y al transplante a macetas individuales. Como el tercer acodo no parece responder cortamos los dos que si tienen raices.

Separados entre si, tienen este aspecto.


Aquí podemos ver las raices que ha desarrollado uno de ellos

La marca del crecimiento en estos dos meses sobre la brida de plástico. Esto con el tiempo se disimula bien.


Mezcla de sustrato akadama y orgánica al 50%. En la parte de los agujeros de drenaje volcánica.



Se le quitan las hojas y se les deja la estructura que nos interesa para que vaya creciendo varias temporadas a ser posible en suelo.


Unos días después ya da muestras de arraigo con unas incipientes hojas. De todas formas esperemos que no sea solo el crecimiento de las reservas de la planta y pronto desarrolle más raices antes del invierno.

A pesar de la época tardía en que se hizo el acodo (yo, por estas latitudes y longitudes los suelo hacer en abril), el arce desarrolla raices fácilmente. El porcentaje del 66% de éxito no está mal. Veremos como evoluciona.

Unas semanas después parece que está enrraizando con facilidad. Esperemos al invierno y posterior primavera para transplantar a tierra.