Yuyos Bonsái: Acodos

Yuyos


  • ¿Qué es un acodo? Se trata de un método de reproducción, al igual que el esquejado, que nos puede resultar de una gran utilidad en determinados casos. Por ejemplo con ejemplares en los que interese obtener un clon que reproduzca exactamente alguna característica deseable de la planta madre, o con ejemplares que no produzcan semillas viables. Para estos casos tenemos un método de reproducción – el acodo - que puede ser mucho más rápido que el esqueje o la semilla ya que generalmente se parte de materiales más desarrollados.
    El acodo también puede ser una útil herramienta que nos permita aprovechar materiales poco prometedores. Si en algún punto del tronco nos encontramos con una herida o defecto importante, puede que no nos quede más remedio que tratar de obtener nuevas raíces por encima del defecto y cortar justo por debajo de éstas. El problema desaparece. Incluso si no hubiera defectos importantes un acodo nos va a permitir, si tenemos algo de habilidad, obtener un nebari de calidad, posiblemente mejor que el original.

  • ¿Cuándo realizar un acodo?
    Las hojas se encargan de formar las hormonas, auxinas, que van descendiendo por la planta siguiendo los caminos de savia. Conforme se van acumulando estas hormonas en alguna zona de la planta, la tendencia a emitir raíces se acentúa en ese punto. Es precisamente este efecto, que normalmente tiene lugar en la base del tronco, el que aprovecharemos en nuestro beneficio para obtener raíces allá donde las necesitemos. La idea básica del acodo consiste en interrumpir la circulación descendente de savia en un punto determinado para que las auxinas empiecen a acumularse en dicha zona hasta el punto en que acaben desarrollándose raíces.

    Para que esto funcione la planta debe tener hojas, y estas deben estar plenamente operativas, es decir, deben haber madurado. Es importante tener muy en cuenta que el punto en el que pretendamos realizar el acodo debe tener hojas por encima. Si no hay hojas, no se producirán auxinas y por tanto no enraizará.
    Esto implica que el acodo debe realizarse a principios de verano. En la península, mayo o junio pueden ser unos meses muy adecuados. Tampoco conviene esperar hasta muy avanzado el verano pues entonces se nos podría echar encima el otoño antes de que la planta hubiera podido reaccionar.

    El acodo se puede separar una vez tenga la suficiente cantidad de raíces. Dependiendo de cada caso esto puede llegar a suceder en uno o dos meses con especies de fácil enraizado, o puede demorarse uno o dos años en otras más lentas como por ejemplo con pinos. En cualquier caso como norma general no suele ser mala política esperar hasta la primavera siguiente para separar el acodo.

  • ¿Cómo realizar un acodo?
    No existe método único, pero todos ellos se basan en el mismo principio: interrumpir el camino de savia descendente para así lograr que se acumulen las hormonas, sin alterar para nada el ascenso de la savia. Es importante prestar especial cuidado a este punto o el acodo no prosperará. Si los caminos de savia descendente no se interrumpen completamente se acabará formando un feo abultamiento, un callo de cicatrización, pero no aparecerán raíces pues las auxinas podrán continuar su camino descendente. Si se cortaran inadvertidamente los caminos de savia ascendente habríamos obtenido un esqueje accidental, y si no nos diéramos cuenta enseguida perderíamos la planta.

    En el punto donde esperemos obtener raíces es necesario conseguir mantener un alto grado de humedad y así que deberemos emplear algún sistema para lograrlo. De igual modo hemos de tener en cuenta que a las raíces no les gusta la luz; van a crecer más en zonas oscuras. Por tanto se debe cubrir el punto del acodo, no solo para conseguir mantener la humedad, sino también para impedir el paso de la luz.

    El calor es otro factor a tener en cuenta ya que favorece el desarrollo de raíces. Si la planta en cuestión solo va a recibir luz por un lado, conviene ir rotándola periódicamente para conseguir una distribución uniforme de raíces en el acodo.

  • ¿Cómo realizar un acodo?
    No existe método único, pero todos ellos se basan en el mismo principio: interrumpir el camino de savia descendente para así lograr que se acumulen las hormonas, sin alterar para nada el ascenso de la savia. Es importante prestar especial cuidado a este punto o el acodo no prosperará. Si los caminos de savia descendente no se interrumpen completamente se acabará formando un feo abultamiento, un callo de cicatrización, pero no aparecerán raíces pues las auxinas podrán continuar su camino descendente. Si se cortaran inadvertidamente los caminos de savia ascendente habríamos obtenido un esqueje accidental, y si no nos diéramos cuenta enseguida perderíamos la planta.

    En el punto donde esperemos obtener raíces es necesario conseguir mantener un alto grado de humedad y así que deberemos emplear algún sistema para lograrlo. De igual modo hemos de tener en cuenta que a las raíces no les gusta la luz; van a crecer más en zonas oscuras. Por tanto se debe cubrir el punto del acodo, no solo para conseguir mantener la humedad, sino también para impedir el paso de la luz.

  • Método del anillo de corteza: En este caso el método empleado para lograr la interrupción de la savia descendente consiste en pelar un anillo de corteza en el tronco o rama a acodar.
    El anillo de corteza retirado debería tener una anchura aproximada de vez y media el grosor del tronco. De este modo nos aseguramos de que el árbol no forme un callo de cicatrización que puentee el anillo y por tanto tire por tierra nuestros planes. Al cortar el anillo de corteza se debería profundizar entre 2 y 4 milímetros, lo suficiente como para eliminar el cambium, la capa compuesta por los vasos de savia descendente, junto con la corteza, pero no tanto como para dañar la albura, el conjunto de vasos de savia ascendente.

    Los cortes deben ser lo más limpios posible y deberemos asegurarnos de que el corte superior quede perfectamente horizontal, o por lo menos, lo más horizontal posible. El motivo es que las auxinas van a acumularse en la zona más baja que les sea posible, así que si el corte es en diagonal acabaremos con una mala distribución de raíces.
    Una vez hemos separado el anillo, deberemos asegurarnos que todo el cambium ha salido junto con la corteza. Puede que incluso debamos raspar el acodo para eliminar los últimos restos.
    El calor es otro factor a tener en cuenta ya que favorece el desarrollo de raíces. Si la planta en cuestión solo va a recibir luz por un lado, conviene ir rotándola periódicamente para conseguir una distribución uniforme de raíces en el acodo.
    Seguidamente se debería impregnar el corte superior del acodo con hormona enraizante para favorecer en lo posible la emisión de raíces. No es algo imprescindible, pero si aconsejable.
    Apretar fuertemente un alambre de cierto grosor justo bajo ese corte favorecerá un engrosamiento en esa zona que nos servirá como incipiente nebari. Tampoco resulta imprescindible, pero en ocasiones puede ser una ayuda que además cortará definitivamente el flujo de savia descendente.
    Bajo este anillo de alambre también podemos colocar un pequeño disco de plástico que ayudará a que las nuevas raíces vayan distribuyéndose de forma más o menos horizontal, y por tanto a que vayamos encaminando correctamente el futuro nebari. Tampoco es algo necesario.

  • Seguidamente deberemos cubrir el acodo; algo que podremos hacer de varias formas distintas. Podríamos cubrir el acodo con una bolsa de plástico negro (es opaco y ayudará a mantener una temperatura más elevada en el interior del acodo), una maceta de plástico recortada, o incluso una rejilla de plástico que podríamos usar a modo de maceta. Depende un poco del lugar en el que se encuentre el acodo.
    Para rellenar la bolsa, o la maceta de plástico/rejilla podríamos utilizar diferentes materiales.
    Uno de los más comunes es usar musgo esfagno. Se trata de un musgo de fibra larga que retiene muy bien la humedad y nos puede servir perfectamente para nuestros propósitos. El problema que tiene es que al separar el acodo deberemos eliminarlo para desenredar las raíces y evitar futuras podredumbres, y eliminarlo completamente sin dañar las nuevas y delicadas raíces puede ser laborioso.
    También resulta factible utilizar parte de la mezcla de plantado, sobre todo si cubrimos el acodo con una maceta o con la rejilla. Por ejemplo se puede rellenar con akadama únicamente, o incluso akadama más algún material drenante.

    Una vez hecho esto, sólo debemos regar y asegurarnos de mantener la humedad en el acodo durante el tiempo que sea necesario hasta que emita las suficientes raíces y podamos separarlo cortando por debajo del punto donde emitió las raíces.





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