Especiales SECUOIA GIGANTE

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Compré esta secuoya este invierno. Medía 1.60 m. y tenía un tronco considerable y un nebari prometedor. La verdad es que en cuanto le ví me llamó la atención. El precio de 60 euros no me pareció excesivo viendo el pedazo de arbol y las posibilidades que le veía.




Me decido a "domesticarlo" un poco y empiezo con la poda y la sustitución del apice por una rama lateral para reducirlo en altura. Vista del ápice cortado.



Empiezo a bajar las ramas con los tensores ya que son bastante gordas y de una madera muy dura. La moneda es de 1 euro, para apreciar las dimensiones.





Ya tensados los alambres queda así.





Me decido a transplantar a maceta de entrenamiento a pesar de que todas estas maniobras no deben hacerse a la vez. En el vivero me aseguraron la salud de hierro de estos arboles. Como no podía sacarlo del tiesto de plastico opté por el corte por lo sano, cinco centímetros de raices fuera.





Después de sacarlo del tiesto y de descubrir al menos 6-7 cm. de nebari, parece prometedor.





La raices parecen sanas ……





Otro corte por abajo para reducir raíces ….





… y reduciendo también de los laterales para poder adaptarlo a una maceta de las estándar de entrenamiento. Quedó así el bloque de raices.





Lo metemos en la nueva maceta, lo atamos con los alambres ….





Comprimimos bien el sustrato, un poco de musgo para retener la humedad y darle un toque verde.





Detalle de las dimensiones del nebari …..






Y así nos queda después de todas las anteriores "sesiones de belleza". Está respondiendo muy bien y ahora queda ir pinzando poco a poco para que densifique el ramaje. Habrá que refinar las ramas y estará al menos un par de añitos en ese recipiente. Mide unos 70 cm. de altura y el nebari de 30 cm. de circunferencia …… Espero que os haya gustado.




Dos meses después del transplante empiezan a salir pequeños brotes que hay que ir pinzando poco a poco para densificar las ramas.

Flores Foto de Flores : rosa amarilla

Flores

Via:Banco de Imágenes Gratuitas
Fuente:Pixdaus
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Jardines Abono para el Bonsái

Jardines Carencias

En ocasiones pueden darse situaciones de carencia de uno o varios de estos elementos, pues es posible que no se encuentren en cantidad suficiente en el sustrato o que, por el motivo que sea, no resulten accesibles para la planta en ese momento. Las causas que pueden llevar a un elemento a no ser accesible para la planta son bastante variadas, pudiendo ir desde un PH inadecuado en el sustrato, hasta que la simple falta de otro elemento impida su correcta absorción.
En cualquier caso conviene estar siempre atento a los síntomas mostrados por la planta y actuar de inmediato aportando un extra del elemento problemático, o del conjunto de ellos, si no se desea poner en peligro el árbol.

Repasando la lista de elementos esenciales tomados del sustrato (los elementos obtenidos de la atmósfera no presentan estos inconvenientes pues siempre se encuentran disponibles), podemos clasificar las siguientes tipologías:

Nitrógeno:
El síntoma más evidente de una carencia de nitrógeno es una clorosis general por toda la planta, pero especialmente más acusada en las hojas viejas e inferiores. Por clorosis se entiende una falta de clorofila apreciable en unos tonos de verde mucho más claros en las hojas, llegando incluso a volverse completamente amarillas.
En los casos más graves las hojas amarillean para luego quemarse y caer. Las hojas jóvenes permanecen verdes más tiempo ya que todavía pueden obtener ciertas cantidades de nitrógeno procedentes de las hojas más viejas. También puede darse el caso en algunas especies de que aparezca una coloración púrpura como resultado de la acumulación de pigmentos de antocianina.
Por el contrario, un exceso de nitrógeno se manifiesta en un follaje abundante, de color verde oscuro con hojas de gran tamaño y un sistema radical muy reducido, algo nada deseable en bonsái. Entre otras cosas porque puede llegarse a la situación de que las raíces sean incapaces de aportar el agua necesaria por toda la masa de follaje desarrollado. La floración y fructificación también suele verse retardada si existe un exceso de nitrógeno.

Los suelos suelen presentar carencias de nitrógeno con una mayor frecuencia que de cualquier otro elemento. Buena parte del nitrógeno presente en el suelo se encuentra en forma de compuestos orgánicos poco aprovechables por la planta, es tarea de un cierto tipo de bacterias descomponer estos compuestos para liberar el nitrógeno en dos formas iónicas fácilmente asimilables por la planta: nitrato y amonio. Estas formas iónicas se absorben y utilizan de forma muy rápida, entre otras cosas porque se disuelven con relativa facilidad, pero también hay que tener en cuenta que son retenidas por el sustrato con una cierta dificultad por lo que los sucesivos riegos arrastran buena parte de ellos. De todas formas el nitrógeno de origen orgánico es el más indicado para su uso en bonsái ya que actúa con una mayor lentitud y permanece en el sustrato por mas tiempo.
El nitrógeno así obtenido nitrógeno se utiliza como materia prima en multitud de compuestos por lo que suelos pobres en este elemento provocarán un lento desarrollo general de la planta. Además se trata de una sustancia necesaria para que la planta pueda llegar a utilizar los fosfatos contenidos en el suelo, lo cual incrementa aun más su importancia.

Fósforo:
Un síntoma característico de la deficiencia de fósforo es el enanismo que presentan estas plantas, al mismo tiempo que las hojas presentan un color verde oscuro. También resulta factible la aparición de pigmentaciones rojizas por la acumulación de antocianinas. Las hojas más antiguas adquieren una coloración café antes de morir.
En general la falta de fósforo dificulta el crecimiento y la madurez de la planta. Se trata de un elemento presente en numerosas proteínas, especialmente en áreas de rápido crecimiento como por ejemplo las puntas de las raíces, yemas, frutos, etc.
Un exceso de fósforo acelera los procesos de maduración y hace que la raíz se desarrolle en una mayor proporción que la parte aérea.

Por importancia se trata del segundo elemento limitante, tras el nitrógeno, en los suelos. Se suele presentar en dos formas iónicas distintas que se absorben a velocidades, la proporción de cada una vendrá marcada por el PH del sustrato lo que en resumidas cuentas hace que en suelos ácidos su absorción sea más rápida que en otros de PH más básico.

Potasio:
Los síntomas de carencias de potasio aparecen antes en las hojas más antiguas, en forma de una ligera clorosis rodeando a zonas necrosadas de color oscuro. Esto es así ya que se trata de un elemento que se transporta desde zonas más antiguas, donde se acumula, hasta las zonas en crecimiento cuando surge la necesidad. Estas zonas necrosadas son porciones de tejido muerto que aparecen con una mayor frecuencia en las puntas y bordes de las hojas, y entre las nervaduras de éstas. Otro síntoma es la presencia de tallos débiles que resultan fácilmente dañados por la acción del viento o la lluvia. Una escasa producción de flores y frutos suele ser también sintomática.

Es la tercera deficiencia más común en los suelos detrás de las dos anteriores. El potasio es un elemento esencial en los procesos de respiración, fotosíntesis y división celular, además de ser uno de los elementos que ayudan a mantener la turgencia en la planta. Actúa de catalizador para que otros elementos puedan realizar sus trabajos, además de ser un elemento que ejerce un cierto control sobre el nitrógeno evitando crecimientos frondosos y blandos en exceso. También contribuye en la formación de clorofila.

Azufre:
Un síntoma típico de su falta es una clorosis general en la hoja, incluyendo venas, generalmente empezando por las más jóvenes. El sistema radical suele debilitarse bastante ante carencias de azufre.
Las hojas también pueden absorber azufre a través de los estomas en forma de dióxido de azufre en estado gaseoso. Este compuesto es un subproducto habitual de determinados tipos de combustión que resulta bastante contaminante, pues al ser absorbido inicia toda una serie de procesos químicos que acaban por inhibir la fotosíntesis y por destruir la clorofila. Aparece lo que comúnmente se denomina "Lluvia ácida".

A diferencia de los anteriores, las raíces toman solo las cantidades de azufre que necesitan dejando el resto para ser lavado por el agua de riego. En realidad suele ser poco frecuente encontrarnos con deficiencias de azufre ya que abunda en la mayoría de los suelos. Es un elemento que forma parte de gran cantidad de proteínas.

Magnesio:
El magnesio es uno de los elemento involucrados principalmente en la formación de moléculas de clorofila. Por lo que el primer síntoma que se produce en ausencia de magnesio es una clorosis en las hojas mas viejas, concretamente entre sus venas, ya que por motivos todavía no de demasiado claros las células situadas en los haces vasculares retienen la clorofila durante más tiempo.

Calcio:
Las carencias aparecen primero en los tejidos más jóvenes, tanto en raíces, tallos como hojas, en forma de tejidos retorcidos y deformados. Es un elemento muy importante en la formación de las paredes celulares, además de en la distribución de azúcares, responsable en buena medida de un vigoroso crecimiento de raíces y ápice. Actúa también como catalizador facilitando la disponibilidad de otros elementos como el fósforo y el potasio.

En la mayoría de suelos suelen existir cantidades suficientes de este elemento como para que no se produzcan carencias, aunque en suelos ácidos con abundantes lluvias o riegos puede llegar a ocurrir. Sobretodo si se usa agua osmotizada.

Hierro:
Las plantas con carencia de hierro presentan también una acusada clorosis entre las venas de la hoja, pero a diferencia de lo que ocurría con el magnesio esta clorosis aparece primero en las hojas más jóvenes. En caso de una grave deficiencia de hierro toda la hoja puede acabar amarilleando o incluso llegando a tomar una coloración blanquecina con amplias zonas necrosadas. En realidad lo que sucede es que las carencias de hierro inhiben la formación de clorofila, a pesar de que este no forma parte de la molécula de clorofila en sí.

Se trata de un elemento que en ocasiones se cataloga como macronutriente a pesar de que se requiere únicamente en cantidades muy reducidas. En suelos básicos, o incluso neutros en determinadas circunstancias, el hierro puede encontrarse bloqueado en el sustrato convirtiéndose en inaccesible para la planta que acabará desarrollando carencias. Excesos de fosfatos, metales pesados, mal drenaje e incluso exceso de riego pueden llevar a esta desafortunada situación.

Cloro:
A pesar de que es relativamente raro que se produzcan carencias de este elemento, pues el cloro se encuentra presente en agua y sustratos gracias a su gran solubilidad, e incluso es arrastrado por el viento, los síntomas de una falta de cloro son: escaso crecimiento, marchitamiento, aparición de zonas con clorosis y tejidos necrosados. Las raíces disminuyen su longitud al tiempo que se hacen más gruesas y en ocasiones las hojas pueden adquirir tonalidades marronosas.

El cloro es uno de esos elementos que la planta va a tomar en grandes cantidades, hasta cien veces más de lo que realmente necesita. Una de sus funciones principales es la oxidación del agua, es decir la ruptura de la molécula de agua llevada a cabo durante el proceso de fotosíntesis.

Manganeso:
A pesar de que no sea una carencia de las más frecuentes, algunos síntomas son manchas de tejido muerto y clorótico dispersas por la hoja.

Se trata de un catalizador de gran importancia para el metabolismo vegetal. Contribuye a la asimilación del dióxido de carbono y a la acción de diversos enzimas.

Boro:
Las carencias de este elemento no son nada habituales aunque en ocasiones se producen patologías relacionadas con la descomposición de tejidos internos. Los síntomas son de lo más variado dependiendo de la edad y la especie, pero tienen en común una falta de crecimiento general de toda la planta, aunque en ocasiones también puede producir anormalidades en el desarrollo.

Su función la verdad es que todavía no se ha determinado con precisión. Se absorbe casi siempre en forma de ácido bórico sin disociar y su distribución por los tejidos es algo lenta.

Zinc:
Su carencia con frecuencia se manifiesta en forma de hojas muy pequeñas, y una notable disminución en el desarrollo de los internudos. En ocasiones se produce una cierta clorosis que indica que el zinc toma parte en los procesos de formación de clorofila, o por lo menos impide su destrucción.

El zinc se absorbe muy a menudo en forma de quelatos de zinc. Se trata de otro catalizador en el metabolismo del planta siendo importante en los procesos de respiración. También es muy posible que participe en la formación de hormona de crecimiento, auxina, por lo que su falta sería la responsable del poco desarrollo de tallos e internudos. Al mismo tiempo el zinc forma parte de multitud de enzimas necesarias para el buen funcionamiento de la planta.

Cobre:
La falta de cobre se aprecia por unas hojas jóvenes de un verde oscuro, deformadas y arrugadas y en ocasiones con rastros de necrosis.

Se trata de un elemento que se necesita en cantidades muy pequeñas, así que es realmente raro encontrar deficiencias de cobre. A pesar de todo es una posibilidad a tener muy en cuenta incluso en plena naturaleza ya que, por ejemplo, muchos suelos en Australia son extremadamente pobres en cobre, además de otros micronutrientes como el zinc, el molibdeno, etc.. También es importante tener en cuenta que hay que ser muy cuidadoso con los aportes extra de cobre pues rápidamente pueden alcanzarse los niveles de toxicidad. En realidad el margen entre la carencia y la toxicidad por exceso es muy estrecho para este elemento. El cobre se encuentra presente en diversas enzimas y proteínas.

Molibdeno:
Los síntomas de su falta pueden ir de una clorosis en la parte de la hoja situada entre las venas de las hojas más viejas, o incluso en pleno tallo, avanzando hasta las hojas más jóvenes, hasta el desarrollo de hojas retorcidas y deformes.

Realmente se sabe muy poco sobre como es absorbido o como se procesa en el interior de las células de las plantas, quizá por el hecho de que sea un elemento utilizado en cantidades traza, es decir, en cantidades realmente minúsculas. Parece jugar un papel en los procesos relacionados con el nitrógeno. Es quizá el elemento necesitado en menor cantidad de todos los listados por lo que su carencia es algo realmente raro. A pesar de eso pueden llegarse a producir en suelos muy deficitarios en este elemento como son los australianos, al igual que pasaba con el cobre.

Níquel:
Se trata de un elemento esencial que forma parte de determinadas enzimas necesarias para evitar la excesiva acumulación de urea en los tejidos vegetales. Las extremas carencias de este elemento provocan una acumulación de urea tal que las puntas de las hojas llegan a necrosarse ya que la enzima encargada de su eliminación no puede formarse. Cultivando en ambientes muy pobres en níquel puede llevar a la situación de que las semillas se conviertan en no viables siendo incapaces de germinar.

La mejor forma de evitar problemas de carencias es evitarlas en la medida de lo posible. Para ello hay que empezar cuidando el sustrato en que se planta: su capacidad de drenaje, de intercambio iónico, su composición, etc. Seguidamente se debe cuidar también el agua de riego. Esta debe ser lo más pura posible, pues cualquier sustancia extraña que transporte se irá acumulando en el sustrato y puede llegar a dificultar la absorción de algunos elementos esenciales, aunque solo sea por el simple método de modificar las condiciones del sustrato. Y finalmente debe prestarse especial atención a aquellos elementos que se añadan deliberadamente al sustrato, ya sea en forma de abonos, ya sea en forma de complementos: los excesos pueden ser tanto o más problemáticos que las carencias.En general se suele recomendar el uso de abonos de origen orgánico ya que dado su forma de funcionamiento, deben ser descompuestos por bacterias, el aporte de elementos es pausado y muy variado. Se evitan así los riesgos de sobredosis o de carencias de aquellos elementos que no vayan incluidos en la fórmula del abono químico utilizado. También es cierto que en ocasiones es útil, o incluso recomendable, el uso de abonos químicos. Precisamente ante situaciones de carencias concretas puede ser una forma rápida de solventarlas, siempre que el abono contenga el elemento problemático, claro está. Además de proporcionar un elemento de control más sobre la planta, como por ejemplo los abonos libres de nitrógeno usados de cara al otoño. En cualquier caso siempre se debe ser muy cuidadoso con el uso de estos abonos químicos pues un error en la dosis puede resultar fatal para la planta. Y además hay que tener presente que uno puede cultivar perfectamente usando casi exclusivamente abonos orgánicos, mientras que no siempre es posible decir lo mismo de los químicos. Como casi siempre se debe buscar un compromiso. Un equilibrio.


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Novedades Alimentar el cuerpo, elevar el espíritu.

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Las cerezas se acabaron hace días, igual que los melocotones de junio....

Las peritas de San Juan están en fase final:



Las ciruelas fresa, en pleno auge...la confitura más rica, junto con la de higo:





Y la promesa de los melocotones de julio, que están a puntito, a puntito:



Bon appétit!.

Increibles suculentofilia 5

Increibles


Especial Juniper 10

Especial

Este arbol lo adquiri en agosto 2007 en vivero Van Heden, este año en una demostracion en Viveros Wu le llego su turno. El mes que viene transplante, a maceta de bonsai, si el cepellon lo permite










Especial CURSOS DEL CENTRO DE FORMACIÓN DEL LABERINTO EN BARCELONA

Especial

Como cada año el Centro de Formación del Ayuntamiento de Barcelona ofrece cursos de jardinería. Los conocimientos que se imparten son de dos tipos: cursos especializados para profesionales y técnicos y cursos para personas aficionadas.

Los cursos para aficionados pueden ser de larga duración lo que equivale a un curso escolar variando según contenidos de 25 a 150 horas. Existen igualmente cursos monográficos de pocas horas.

Estos cursos se imparten en el Centro del Laberinto que tiene el valor añadido de estar ubicado en el parque histórico más antiguo de la Ciudad.

Para consultar programa detallado y como inscribirse:

Programa de los cursos de aficionados

Programa delos cursos especializados




Jardines Glicinia, de acodo prebonsai

Jardines Esta es la evolución de un acodo de glicinia (wisteria floribunda) convertida en un prebonsai. Esta es la planta madre donde se hizo el acodo de casi 100 años.



Mayo de 2006. Acodo en la vieja glicinia. Se busca una rama propicia y se encuentra una doble; cerca de la intersección de las dos se hacen los cortes correspondientes. Anillo de casi 3 centímetros de largo.


Se atan los extremos con cincha plástica (muy util ya que es casi imposible que se suelte). Dentro musgo sphagnum en abundancia y hormonas en el corte.


Segundo plástico para cubrir todo el invento esta vez atado con cuerdas para poder retirar en caso de necesitarlo.



Para que el acodo surta efecto es necesario el riego. El musgo debe estar en todo momento humedo para que genere las raíces en el dorte. Esto se suele hacer con una jeringuilla. Cada 3 semanas al agua de la jeringuilla se le puede meter vitamina B1 para estimular el crecimiento de las raíces.

23 de junio 2006. Ya ha formado raíces y se pueden ver las dos ramas que después serán los dos troncos de la glicinia. Se eligió esa rama para intentar hacer un prebonsai de 2 troncos. Podríamos cortar ya el acodo, pero es preferible esperar mes y pico por precaución.


Separamos la planta aún con el envoltorio de plástico y llena de hojas. Estamos en agosto de 2006. La idea es quitar el plástico (pero no el musgo ya que las raicillas peligran) y plantarlo con la mayoría del musgo. En menos de 5 meses se han formado las raíces que se ven.


Podamos las ramas y hojas en su mayoría. Así queda en cepellón con una buena formación de raíces.



Se transplanta a una maceta de entrenamiento donde hasta le salen brotes de flores y alguna rama a finales del verano.


En enero de 2007 tiene este aspecto ya sin hoja y descansando de tanto stress, alambrada y podada. La forma que va tomando me gusta.



Transplante a finales de enero. A pesar de haber puesto sustrato solo de turba el resultado de raíces meses después no es malo.


Se recortan un poco para transplantar a maceta.

Así queda en su nueva maceta. Es un poco grande y está elegida con vista a que se asiente y posteriormente se pondrá en una más adecuada.


Primavera 2007. Queda mucho por hacer pero va tomando la forma que se pretendía. Aquí está con la primera hoja de primavera. Ahora se trata de que se asiente en esta maceta profunda y vaya creando cepellón. Las dimensiones de la maceta son: 30 cm.de ancho, y la altura total de maceta más planta son 49 cm.


Mayo de 2007. Empiezan a crecer las ramas con fuerza. Se irá pinzando y cortando para que no se desmadre mucho y sobre todo para ir dando una forma adecuada.